miércoles, 25 de marzo de 2009




Existe en nuestros campos la creencia, de que cuando ocurre una descarga eléctrica, cae una piedra (“”piedra de rayo””) y si es fina y pequeña es una “centella”.

Al fin! Aquí está la prueba…

 




Está figura que muestro, en la que he resaltado la imagen de un diablito, es una piedra incrustada en un trozo de madera de Cabima, madera preciosa parecida a la Caoba, con un olor muy agradable, que es usada en la fabricación de muebles.



La piedra que se ve incrustada en el trozo es lo que los campesinos llaman “piedra de rayo”. 

Esta apreciación es un mito, muy difundido en el país, y muy arraigado, ya que no se puede discutir el tema y se ríen de ti si tu les dices, que en realidad estas piedras son hachas petaloides utilizadas por nuestros aborígenes con fines diversos, caza, pesca, agricultura, ceremonias religiosas, etc. 

Según los campesinos, estas piedras caen tan profundas en la tierra, que duran 7 años para subir a la superficie.

Esta piedra en realidad, fue colocada por alguien en el hueco de el arbol vivo, y este, al crecer la atrapó...  El curioso que la encontró, exclamó, "mira la prueba, a esta mata un rayo le cayó"

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Las que ellos denominan piedras de centella, en realidad son puntas de lanza o flechas, para cazar, pescar, y guerrear, utilizada por casi todas las civilizaciones precolombinas.

Los taínos usaban la piedra y la madera para fabricar sus herramientas, entre las que están estas hachas petaloides, que se sitúan del 750 a.C, a 1492 fecha del descubrimiento (según datos del Museo Dominicano del Hombre).

Estas piedras además, son utilizadas por brujos y curanderos para hacer sus “trabajos”, ya que le atribuyen poderes curativos, afrodisíacos y de buena suerte. Las pintan de azul claro y las colocan en altares, por ellos son muy difíciles de conseguir.

Las que les muestro, son de mi colección privada, la  cual les mostraré completa más adelante, y fueron encontradas la mayoría en la provincia Duarte, por lo que fueron hechas por los “Macorijes” grupo taíno que habitaba esta zona en el momento del descubrimiento.

Petaloide 1 (Completa)
Hacha Petaloide 2 (Mellada)

Hacha Petaloide 3 (fracturada)


Hacha Petaloide 5 (completa)


Centella 1
Hacha Petaloide 6 (Completa).

Pd: Petaloide 4, aporte del Ché Cimarrón.

viernes, 6 de marzo de 2009

Cai2






Esta, la vaca de nena, que en vez de dar leche daba pena, es otra víctima de la furia del ciclón George. Ella encontró la paz en el Bajo Yuna (Zona baja del nordeste de R.D, Que es inundada por el rio Yuna y otros).

Fue arrastrada por las aguas, producto de los aguaceros torrenciales que acompañaron este fenómeno.

Era una vaca doméstica, pobre, nunca tubo a su alcance hierbas altas y tiernas, solo comía escobas y pajones del camino dónde era amarrada por sus dueños. Tampoco fue desparasitada, ni tratada por un veterinario. Eso sí, hizo 9 partos en 11 años de azarosa vida ambulatoria y crió 5 muchacho, los cuales le sobreviven milagrosamente, ya que han tenido que soportar varios ciclones e inundaciones que en ocasiones se presentan hasta 2 veces al año.

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El bajo Yuna, es el dolor de cabeza de la Defensa Civil Dominicana y el gobierno, quienes han pedido y recibido ayuda internacional.

En los últimos años, los muertos y desaparecidos se cuentan por docenas, y las pérdidas agropecuarias suman miles de millones, ya que son tierras aptas para la ganadería, el cultivo de arroz y otros.

 

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Esta hicotea, mascota de un niño, murió amarrada con un alambre, en lo que era patio de una casa.

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Esta madre de familia, parida con 4, fue hervida con víveres en un improvisado campamento de refugiados, con lo que concluyó su gran aporte alimenticio al pobre dominicano.

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Este flamenco, hecho en tronco de piñón, alimentándose y portando sus propios huevos, recuerda a los que murieron en el sur del país, producto del mismo fenómeno.

OJO: Nueva Especie. Atención al Cimarrón mayor.

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Sin ofender la memoria de estos caídos, he encontrado en ríos, montes y caminos, estas imágenes naturales en piedra que se me ocurre que alguna de ellas sea la imagen siempre inmortal de estas desdichadas personas.