Somos lo que somos, no más, no menos...
Lo que expreso en este dibujo es un reflejo de mis temores naturales ante la pérdida de la salud.
Saber un poco en este caso, es peor que no saber nada, pues uno razona sin lógica y sin base objetiva, producto de la situación emocional que envuelve al paciente en estos casos.
Este día, mientras se preparaba el escenario quirúrgico, gocé y sufrí de los últimos minutos, sobre el escritorio del Ché y a las 2:30 pm en su talonario y con su lapicero, dibujé un ave en paz, una paz perturbada por la realidad inminente de lo desconocido y sobre esa paz reflejada, coloqué un cartucho encendido cuya mecha vivaz y rápida se acerca inexorablemente al depósito inmóvil de pólvora que en poco tiempo estallará arrojando el informe señalado y por otro lado destruyendo al animal.
Que es una persona en paz verdadera y recuperada, por ello quiero dar gracias a JESÚS, a quien estoy empezando a conocer, a mi esposa e hijos, mi Mamá Delia, mis hermanos y al mago de la angioplastia Dr. José Miguel Pantaleón (El Ché Cimarrón).